6 DE JUNIO DE 2022|COMUNICADO DE PRENSA
Nuevo
informe especial de la CEPAL señala que la desaceleración económica, la mayor
inflación y la lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales
aumentarán la pobreza, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria en la
región en 2022.
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La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entregó hoy un nuevo
informe especial en donde se analizan los impactos económicos y sociales de la
guerra en Ucrania en la región, y entrega recomendaciones a sus países sobre
cómo enfrentarlos. Según el organismo regional de las Naciones Unidas, las
economías de la región enfrentan una coyuntura difícil en 2022 en un contexto
externo de incertidumbre, inflación (en especial de alimentos y energía) y
desaceleración de la actividad económica y el comercio.
Según el
informe de la CEPAL titulado Repercusiones en América Latina y el
Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?, la región enfrenta contextos internos
caracterizados por una fuerte desaceleración económica, aumentos de la
inflación y una lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales, lo
que aumentará los niveles de pobreza y pobreza extrema. Así, 7,8 millones de
personas se sumarían a los 86,4 millones cuya seguridad alimentaria ya está en
riesgo.
El
documento, que fue presentado en una conferencia de prensa por el Secretario
Ejecutivo Interino de la Comisión, Mario Cimoli, resalta que la presente
coyuntura no debe ser vista como un fenómeno aislado pues sus efectos se
combinan con los causados por más de un decenio de crisis acumuladas: la crisis
financiera internacional, las tensiones económicas entre Estados Unidos y
China, y la pandemia.
En ese
marco, el estudio indica que, después de la expansión económica observada en
2021 (6,3% de crecimiento del PIB regional), la región alcanzará en 2022 un
crecimiento anual promedio de 1,8% (tal como informó la CEPAL el 27 de abril pasado) y tiende a regresar al
lento patrón de crecimiento de 2014-2019 (solo 0,3% promedio anual, con la
consiguiente caída del PIB por habitante).
Los
avances en la vacunación, las menores restricciones a la movilidad y la
reapertura de las escuelas impulsarán una recuperación de los niveles de
participación laboral, en especial de la femenina, que ha sido la más afectada
pues las mujeres salieron en mayor proporción del mercado laboral durante la
pandemia. La acción conjunta de una mayor participación laboral y un bajo ritmo
de crecimiento, y por lo tanto de la creación de empleos, llevaría a un aumento
en la tasa de desocupación en 2022.
Las
economías de América Latina y el Caribe comenzaron a experimentar un incremento
de la tasa de inflación en 2021. Mientras al cierre de 2021, la inflación anual
de la región alcanzó un 6,6%, esa tasa aumentó a 8,1% en abril de 2022, al
tiempo que muchos bancos centrales anticipan que la inflación se mantendrá
elevada en lo que resta de año, agrega el documento.
Teniendo
en cuenta los efectos del lento crecimiento y la aceleración de la inflación,
la CEPAL prevé que la pobreza y la pobreza extrema se elevarán por sobre los
niveles estimados para 2021. La incidencia de la pobreza regional alcanzaría un
33,7% (1,6 puntos porcentuales más que el valor proyectado para 2021), mientras
que la pobreza extrema alcanzaría un 14,9% (1,1 puntos porcentuales más que en
2021). Este resultado refleja el fuerte aumento de los precios de los
alimentos. Estos niveles son notoriamente superiores a los observados antes de
la pandemia e implican otro retroceso en la lucha contra la pobreza, recalca el
informe.
El
documento agrega que los mayores precios de las materias primas, el aumento de
los costos de transporte y las perturbaciones en las cadenas internacionales de
suministro impactarán las exportaciones de bienes de la región. En diciembre de
2021, la CEPAL proyectaba un aumento del 10% del valor de las exportaciones
regionales de bienes y del 9% del valor de las importaciones. Sin embargo, el
alza de los precios de varios de los principales productos que la región
comercializa eleva la proyección para 2022 a una expansión del 23% tanto de las
exportaciones como de las importaciones.
Para
responder a la coyuntura y dinamizar un crecimiento sostenible e inclusivo se
requerirán políticas fiscales y monetarias procrecimiento. La CEPAL propone
seguir utilizando la política fiscal como elemento central de la política de
desarrollo, lo que requiere fortalecer los ingresos públicos para ampliar el
espacio fiscal. Es necesario reducir la evasión, reorientar gastos tributarios
y fortalecer la progresividad de la estructura tributaria. Para contener las
presiones inflacionarias, fundamentalmente impulsadas por factores de oferta,
es necesario que la política monetaria utilice el más amplio espectro de
herramientas disponibles. Esto requiere combinar el uso de la tasa de política
monetaria con instrumentos macro prudenciales y cambiarios, a fin de enfrentar
la inflación minimizando los efectos negativos sobre el crecimiento y la
inversión.
En lo
inmediato es necesario sostener el bienestar de los sectores más pobres,
advierte el organismo. La seguridad alimentaria debe ser una prioridad. Para
ello no se debe restringir el comercio internacional de alimentos y
fertilizantes pues hacerlo aceleraría la inflación y dañaría a los más pobres.
También se deben considerar acciones como mantener o aumentar los subsidios a
alimentos, implementar acuerdos de contención de precios de la canasta básica
con productores y cadenas de comercialización, y reducir o eliminar aranceles a
la importación de granos y otros productos básicos.
A
mediano plazo, son necesarias políticas agrícolas e industriales que
fortalezcan el apoyo a la producción agropecuaria, así como aumentar la
eficiencia en el uso de fertilizantes, priorizando los biofertilizantes. La
política industrial es clave para reducir la dependencia de la importación de
fertilizantes en el mediano plazo.
En
tanto, en materia de seguridad energética es imprescindible avanzar en las
fuentes renovables y en la integración energética regional. En la coyuntura,
son necesarios mecanismos de estabilización de los precios de los combustibles;
así como subsidios focalizados y temporales a los grupos de población más
vulnerables y a los sectores productivos orientados al mercado interno, recalca
el informe.
Cimoli
concluyó la presentación declarando que “América Latina y el Caribe enfrenta
nuevos escenarios geopolíticos. La ruptura de la globalización puede llevar a
diferentes configuraciones regionales que determinarán sus políticas con base
en objetivos de soberanía en defensa, energía, alimentos y sectores
industriales clave, desde los de más alta tecnología hasta algunos de insumos
de amplio uso, como los fertilizantes. Ante la regionalización de la economía mundial,
la región no puede continuar actuando de manera fragmentada. Es necesario
aumentar el papel de la articulación regional en las respuestas a la crisis:
formular e implementar respuestas de América Latina y el Caribe en su conjunto
o de sus bloques de integración”.